Según datos que se desprenden del Boletín Oficial, entre enero y abril de 2025 la Municipalidad de Villa Nueva incorporó a 255 trabajadores contratados mediante decreto, todos con la firma del intendente Ignacio Tagni. La distribución mensual revela un pico en febrero con 143 incorporaciones, seguido por 56 en marzo, 29 en enero y 27 en abril. La mayoría de estos trabajadores realizan tareas de barrido y limpieza.
Desde la oposición, comanda por el ex intendente Natalio Graglia, no tardaron en señalar estos números como un incremento desorbitante en la planta de personal municipal. Sin embargo, al observar la dotación total de la administración pública, el número no varió sustancialmente. Lo que cambió fue la forma.
Tagni no sumó más empleados: blanqueó –de forma parcial– lo que antes era un sistema de cooperativas que, en los hechos, funcionaba como una tercerización irregular del trabajo municipal. Esas cooperativas, según diversas denuncias, estaban manejadas por personas ligadas al ex intendente y recibían millones en fondos públicos mientras que a los trabajadores les llegaba una miseria.

Con su eliminación, el intendente absorbió esa misma masa laboral como contratados directos del municipio. El problema es que, aunque desarmó el andamiaje de corrupción de las cooperativas, mantuvo las condiciones de precarización. Hoy, un operario de la categoría más baja cobra en promedio 200 mil pesos, con apenas 2 mil pesos por cada hora extra realizada. Un monto muy por debajo del costo de vida actual, y abismalmente lejos de los ingresos y privilegios de la planta política; es decir, familiares y amigos de Tagni.
En este nuevo esquema, no todo cambió. La desigualdad sigue vigente. Mientras los trabajadores municipales rasguñan la dignidad con sueldos de subsistencia, a algunos funcionarios amigos del intendente es mas fácil encontrarlos en el café contiguo a la municipalidad, que en sus despachos. Aunque ese es otro tema, también habla de prioridades.
El gremio municipal, por su parte, mantiene un silencio absoluto ante este escenario. No ha habido una sola declaración pública en respaldo a los trabajadores, ni una demanda visible por mejorar sus condiciones.
En definitiva, Ignacio Tagni desmanteló una estructura corrupta heredada del gobierno de Graglia, pero perpetuó un sistema de explotación. Cambió la forma, pero no el fondo. Los trabajadores pasaron de ser peones de una falsa cooperativa a contratados del municipio, sin derechos, sin estabilidad y con sueldos indignos que hablan muy mal del intendente Tagni.