En Villa María, la discusión sobre los salarios políticos vuelve a quedar bajo una sombra de opacidad. Desde hace meses, el intendente Eduardo Accastello dejó de publicar en la plataforma Datos Abiertos la información salarial de la planta política municipal, un derecho básico contemplado por ordenanza y un recurso por el cual la ciudad destina millones de pesos anuales. La falta de actualización no solo vulnera la transparencia activa, sino que, además, sucede sin que ningún concejal de la oposición haya alzado la voz para denunciarlo.
La omisión es grave: el Portal de Datos Abiertos es una herramienta central de las políticas de Gobierno Abierto establecidas por la Ordenanza Nº 6973, y su funcionamiento —que implica recursos humanos, técnicos y económicos— tiene como objetivo garantizar a los vecinos el acceso a la información pública. Sin embargo, cuando más se necesita, está desactivado.
Sueldos de políticos récord: Villa María por encima de la Nación
Según pudo reconstruir Soy Villa Nueva, el intendente Eduardo Accastello percibe hoy un sueldo bruto de aproximadamente $4.559.936,61. La cifra resulta aún más llamativa cuando se compara con la remuneración del propio presidente de la Nación, Javier Milei, cuyo salario bruto es de $4.066.018,15.
Es decir: el intendente de Villa María gana casi $500.000 más que el Presidente de la República, aun teniendo una responsabilidad institucional incomparablemente menor. Además, dispone de un vehículo oficial que adquirio hace poco por un valor de $38.188.000, cobertura total de viáticos y una serie de beneficios accesorios que elevan aún más su costo para el Estado municipal.
La situación no termina allí. Los concejales, quienes deberían exigir transparencia y controlar al Ejecutivo, también perciben ingresos que superan a los más altos cargos nacionales. Cada edil cobra un salario bruto aproximado de $4.103.941,66, más que un ministro nacional, cuyo sueldo bruto es de $3.584.006, e incluso por encima del propio Presidente.
Entre quienes reciben estas cifras se encuentran dos concejales que, paradójicamente, ni siquiera residen en Villa María, sino en Villa Nueva: Pablo Perret y Manuel Sosa, pero aun así cobran las dietas del Concejo villamariense.
Dietas millonarias, sesiones mínimas
El resto de los ediles que perciben estas remuneraciones millonarias —en su mayoría oficialistas— integran el bloque accastellista: Juan Pablo Inglese, Yaslil Oses, Patricia Heredia, Diego Germán Oliveros y Silvina Mercedes Irusta. A ellos se suman la concejal gillista María Celeste Curetti y José María Cativelli, quien estuvo vinculado al sindicalista Miguel Olaviaga.
Del lado opositor, tampoco se observa voluntad de control: los representantes del ahora Secretario de Turismo llaryorista, Darío Capitani —Natalia González y Evelin Acevedo—, junto al radical Felipe Botta, también perciben estas dietas elevadas por un trabajo que, en la práctica, implica no más de 10 horas de sesión mensual.
Aunque algunos argumenten tareas a tiempo completo, lo cierto es que la mayoría son desconocidos para los vecinos, y no existe una rendición pública de su actividad diaria.
La brecha social que nadie discute
Mientras tanto, un jubilado, un docente, un municipal contratado o un trabajador informal de la ciudad -como los Uber- deben sobrevivir con salarios que se ubican entre los más bajos del país. La distancia entre el sueldo político y el ingreso real del vecino común alcanza niveles que resultan, a simple vista, insostenibles e injustificables.
La falta de transparencia, la paralización del portal de Datos Abiertos y el silencio del Concejo Deliberante profundizan una sensación preocupante: en Villa María, los políticos no solo cobran más que el Presidente y sus ministros, sino que lo hacen sin controles, sin explicar su trabajo y sin rendir cuentas del dinero público que reciben.
Reformar La Carta Orgánica Municipal , permitiría fijar salarios NORMALES , entre otras cuestiones.