El escándalo por denuncias de violencia de género que sacude a figuras políticas nacionales no se detiene en Buenos Aires. En Córdoba, la controversia se intensifica con las acusaciones que enfrenta Martín Gill, actual ministro de Cooperativas, a quien su ex pareja, Lourdes Astudillo, denunció por graves episodios de violencia física y psicológica.
Astudillo, en una reciente entrevista, relató con crudeza cómo su relación con Gill, que comenzó con normalidad, rápidamente se transformó en un vínculo marcado por la violencia. “Me vi reflejada en las fotos de Fabiola, me arrastró del sexto piso al tercero”, señaló, refiriéndose a las imágenes que provocaron un escándalo mediático en la capital argentina.
Las acusaciones contra Gill incluyen episodios de violencia física, como ahorcamientos y agresiones en momentos tan delicados como su embarazo. Según Astudillo, el entonces intendente de Villa María y secretario de Obras Públicas de la Nación le pidió que abortara, argumentando que un hijo pondría en riesgo su carrera política.
“La relación empezó muy linda, normal, dos personas que se van conociendo, y después se transformó en una relación violenta, muy violenta, muy controladora”, recordó Astudillo. La situación llegó a su punto más crítico en octubre, cuando, según su testimonio, Gill la agredió físicamente en múltiples ocasiones, incluso en su propia casa.
El caso, que actualmente está en proceso de elevación a juicio, fue instruido por la fiscal Juliana Companys. Sin embargo, Astudillo expresó su frustración por la lentitud del proceso judicial: “La jueza Dotori lo tiene desde el mes de abril, está bastante frenada la causa, no está avanzando”, afirmó.
La situación también provocó tensiones en el ámbito político. El legislador Gregorio Hernández Maqueda impulsó dos pedidos de juicio político contra Gill, aunque ambos esfuerzos han fracasado debido a la falta de apoyo en la oposición. No obstante, la permanencia de Gill en el gabinete de Martín Llaryora está siendo cada vez más cuestionada, especialmente tras el reciente caso que involucra al ex presidente Alberto Fernández, que sacudió a la opinión pública.
Astudillo también denunció sentirse vulnerable debido a la cercanía de su domicilio con el de Gill, quien se mudó a apenas dos cuadras de su casa. “Mi balcón da con su balcón”, señaló, evidenciando su preocupación por la proximidad física que mantiene con el funcionario.
Este demorado proceso judicial, pone a prueba no solo a la justicia cordobesa, sino también a la integridad del sistema político provincial.