Realizar una comparativa entre los sueldos que perciben los funcionarios municipales de Villa María y Villa Nueva resulta, por ahora, una tarea imposible. No porque no se haya intentado, sino porque la falta de transparencia en la ciudad de Villa Nueva sigue siendo un obstáculo. Pese a las promesas de “gobierno abierto”, realizada por el intendente Ignacio Tagni en campaña, es prácticamente imposible acceder a información pública básica como los sueldos de planta política.
La situación contrasta con Villa María, donde los datos están disponibles, aunque generan sorpresa e indignación cuando se los analiza con detenimiento: el intendente Eduardo Accastello percibe un salario bruto mensual de $3.784.373,63, que tras descuentos queda en $2.731.485,73. Pero ese número queda chico si se compara con lo que cobran otros funcionarios del Estado municipal.

El Auditor General Rafael Sachetto, uno de los funcionarios más cuestionados por su rol ambiguo — que se dedica a resolver conflictos entre privados, sin auditar lo que debería—, cobra un bruto casi idéntico al del intendente. Con descuentos, su sueldo neto mensual asciende a $2.703.105,73.
Sin embargo, quienes verdaderamente sobresalen en la grilla salarial son los jueces de Faltas, Julio Aliciardi y Ricardo Borsatto (recientemente designado interventor tras la renuncia de Paschetto), quienes embolsan un salario bruto de $5.676.560,45 y un neto de $4.103.321,18. Una cifra millonaria que los convierte en los funcionarios mejor pagos del municipio.
Tampoco se queda atrás el organismo de control, cuyos Tribunos de Cuentas perciben sueldos brutos de $3.405.935,20 que, una vez descontadas las deducciones, se transforman en $2.457.117,87 netos mensuales. Irónicamente, el mismo órgano que debe velar por el uso eficiente de los recursos públicos, goza de una retribución generosa sin demasiada exposición pública ni resultados conocidos.
En el Concejo Deliberante, la situación también genera asombro: sesiones semanales que rara vez superan las dos horas, asesores, secretarios, diarios pagos, cafetería y salarios altos. Cada Concejal percibe un bruto igual al de los tribunos ($3.405.935,20) y un neto de $2.438.197,87. Todo esto, en un contexto donde la calidad de la producción legislativa está lejos de ser ejemplar.
Llama la atención, además, que dos concejales villamarienses –Manuel Sosa (Uniendo Villa María) y Pablo Perret (Frente Cívico)– cobren sueldos del municipio de Villa María mientras residen y tributan impuestos en Villa Nueva. Un dato que abre el debate sobre la representatividad, el uso de los recursos públicos y la ética en el ejercicio de la función.
Mientras tanto, los trabajadores municipales de base deben enfrentar la inflación con ingresos que no llegan ni al 20% de lo que perciben los altos cargos.
Están en la función pública por ser inútiles en el sector privado. Solo hacen política para tener un sueldo seguro. Si se dedican a su producción seguro pasarían necesidades . Además en lo publica existe la posibilidad de juntarse con dinero de dudosa procedencia.