A ocho meses del fallecimiento de Sergio “Cacho” Aguilar, figura clave en la construcción política que llevó a Ignacio Tagni a la intendencia de Villa Nueva, la gestión municipal comienza a mostrar signos de desgaste y contradicciones que generan malestar entre los vecinos. La ausencia de figuras políticas de peso en el gabinete, sumada a una oposición debilitada, acentúan el aislamiento del joven intendente.

La figura de Aguilar, ex Secretario de Gobierno y estratega político del oficialismo, cobra ahora una nueva dimensión. Sin su conducción, Tagni parece gobernar sin contención ni contrapesos internos. El intendente enfrenta cuestionamientos por su sobre exposición en redes sociales y una política de comunicación basada en el marketing superficial, sin respuestas concretas ante los problemas sensibles de los villanovenses.
El caso más elocuente que expone las contradicciones de la gestión ocurrió recientemente: mientras una familia con ocho niños fue desalojada y quedó en situación de calle, el gobierno municipal continúa transfiriendo 20 millones de pesos mensuales al empresario del transporte Juan Carlos Odriozola, estrechamente vinculado al intendente de Villa María, Eduardo Accastello, y que además les cobra boleto a los vecinos que utilizan sus unidades que dicho sea de paso “se caen a pedazos”.
En total, Odriozola recibió de la gestión Tagni, 265 millones de pesos, cifra que, según especialistas, podría haber sido destinada a planes de viviendas u obras sociales de impacto directo.

Esta política de subsidios sin control ni explicaciones públicas contrasta con la falta de respuestas ante situaciones sociales urgentes. El silencio del oficialismo es notorio: pero también el de la oposición —representada por los concejales Gisela Zannini, Guillermo Aiassa y Angelo Valenzano— ni la Tribuno de Cuentas Adriana Allasia de Cavagnero han emitido observaciones críticas al respecto. La oposición, hasta ahora, parece más funcional que fiscalizadora.

La pérdida de confianza en la figura de Tagni ya se refleja en los números: según un sondeo reciente difundido por la Consultora CB, su imagen, cayó seis puntos en las encuestas. El quiebre comenzó cuando prometió una auditoría al gobierno anterior de Natalio Graglia que jamás se concretó, alimentando la percepción de impunidad y falta de voluntad política para transparentar las cuentas publicas.
El ciclo de luna de miel del intendente con los vecinos parece haber terminado. A medida que se acerca el inicio del calendario electoral de cara al 2027, es esperable que los sectores opositores vinculados a Graglia y Frossasco, comiencen a marcar diferencias más evidentes. Pero por ahora, la crítica no viene desde la oposición, sino desde la calle.