La reciente derogación de la ordenanza que declaraba la emergencia económica en Villa María expuso una vez más la fragilidad de la oposición local y las alianzas subterráneas que atraviesan el Concejo Deliberante. En el centro de la escena quedó el concejal radical Felipe Botta, cuestionado por su falta de firmeza opositora y por su relación con el funcionario Llaryorista, Darío Capitani, quien aparece cada vez más alineado al intendente Eduardo Accastello.
Durante la sesión del pasado jueves, las concejalas Natalia González y Evelyn Accevedo —que responden a Capitani— volvieron a votar en sintonía con el oficialismo para derogar la emergencia económica, a pedido del propio Accastello. Lo curioso es que en la sesión anterior, ambas habían votado por la continuidad de la misma. Este zigzagueo, lejos de pasar desapercibido, reveló una subordinación al juego político del oficialismo, bajo el paraguas del Partido Cordobesista encabezado por el gobernador Martín Llaryora, en cuyas filas militan hoy Accastello, Capitani y Karina Bruno.

A pesar de haberse mostrado como impulsor de la derogación junto al villanovense Pablo Perret, Botta no logró capitalizar políticamente la derogación, ya que numerosos vecinos le recordaron en redes sociales que en su momento acompañó la implementación de la emergencia económica para “darle herramientas al intendente”. El resultado: un aumento en las tasas impositivas del 700%.
El malestar dentro del radicalismo es creciente. Dirigentes históricos y militantes cuestionan a Botta por no ejercer un rol opositor claro durante casi dos años de gestión en el Concejo Deliberante. Muchos consideran que la estrategia de permanecer en un bloque con ediles que responden al oficialismo no hace más que diluir su representación. Por eso, comenzaron a reclamarle que “patee el tablero” y forme un bloque aparte, rompiendo con el armado que lo llevó al Concejo de la mano de la alianza entre Capitani y el ex concejal Luis Caronni.
La situación actual recuerda a los tiempos en que Caronni compartía bloque con los ediles del PRO que respondían al entonces intendente Martín Gill, sin romper formalmente, para evitar dejar en evidencia la afinidad de Capitani- Bruno con el oficialismo. Costándole a los villamarieses la entrega del Salón de los Deportes, la calle de la terminal y el intento de privatización de la histórica Plaza Ocampo.
Esta vez, el dirigente radical Ismael Díaz no dudó en señalar esa contradicción de forma pública: “Responden al gobierno provincial, – en referencia a Accevedo y Gonzáles – donde sus mentores tienen cargos. Lo que no entiendo es por qué el representante de la UCR sigue pegado a estas concejales. No votar no lo exime de estar involucrado. Se debe apartar y dividir el bloque”, escribió en sus redes.
Díaz también cuestionó la tibieza con que se aborda el debate político en el Concejo: “Es fácil levantar la mano todos juntos para cambiar el nombre de una calle, pero cuando hay que tratar temas serios y sospechosos hay que poner el grito en el cielo. Si no, la gente está cada vez más descreída y eso explica la baja participación electoral, que termina fortaleciendo al actual gobierno”.
Otros referentes del radicalismo coincidieron en diálogo con Soy Villa Nueva. Reconocen que para Botta romper con el bloque sería también romper con Capitani, quien junto al ex edil Luis Caronni lo llevaron a ocupar una banca.

Son todos unos chantas que lo único que quieren es su seguridad económica. Nada les importa , solo seguir en el Estado , para tener un sueldo y poder participar en algún negociado. Eso es porque , para trabajar en el sector privado , son Inútiles.