Durante la jornada del viernes 23 de mayo, el Auditor General y Defensor del Pueblo de Villa María, Rafael Sachetto, mantuvo un encuentro con sus pares de Villa Carlos Paz, Víctor Curvino y Jorge Álvarez, defensor titular y adjunto respectivamente. La reunión se llevó a cabo en la sede de la Defensoría carlospacense, donde los funcionarios dialogaron sobre temas comunes a ambas ciudades, comprometiéndose a generar espacios de trabajo, reflexión y propuestas conjuntas.
Aunque el gesto institucional fue comunicado como un avance en la articulación entre organismos, el hecho volvió a poner bajo la lupa el rol que desempeña la Auditoría General de Villa María, históricamente cuestionada por su escasa capacidad de control sobre el poder político local.
Rafael Sachetto, dirigente identificado con el oficialismo, asumió la conducción de la Auditoría a instancias del ex intendente Martín Gill, al igual que su antecesora, Alicia Peressutti, quien ocupó el cargo durante casi una década. Durante ese tiempo, el organismo fue duramente criticado por no realizar auditorías sobre la gestión municipal, limitándose a mediar conflictos entre particulares.

Uno de los episodios más controversiales durante la gestión de Peressutti fue el aval institucional que brindó al frustrado proyecto de entrega de la Plaza Ocampo a un privado, encabezado por Daniel Souto. La iniciativa fue denunciada como un intento de negocio inmobiliario con graves perjuicios para el patrimonio público.
Con el traspaso de la Auditoría a manos de Sachetto, las expectativas de un giro institucional no se han cumplido. Por el contrario, desde sectores vecinales y opositores denuncian que el organismo hoy ni siquiera cumple su antiguo rol de mediación. Casos de ciudadanos que se vieron obligados a expresar sus reclamos en redes sociales por no encontrar respuesta en la institución reflejan la pérdida de legitimidad del ente.
Otro punto que genera indignación en la ciudadanía es el alto salario que percibe Sachetto, por centavos, el más elevado dentro de la planta política municipal, incluso por encima del que recibe el propio intendente Eduardo Accastello. La diferencia de responsabilidades y la falta de resultados visibles en la función generan malestar y plantean la necesidad de una revisión profunda del funcionamiento institucional.
Finalmente, publicaciones recientes del funcionario exhibiendo viajes oficiales que no han derivado en beneficios concretos para la ciudad, acompañadas de los tickes de gasto en viáticos, avivan el debate sobre la utilidad de este tipo de actividades frente a las urgencias locales.
En ese contexto, distintas voces coinciden en que para que la Auditoría cumpla un rol verdaderamente útil para los villamarienses, debería estar en manos de representantes de la oposición, con autonomía suficiente para ejercer un control real sobre la administración pública.