La elección del domingo dejó algo más que un mapa político reconfigurado, marcó el derrumbe definitivo del poder de fuego de los medios tradicionales frente a la influencia de las redes sociales. Mientras la mayoría de los grandes medios cordobeses apostaban abiertamente por Juan Schiaretti —con coberturas sesgadas y encuestas sin citar fuentes que llegaron a proyectarle hasta 20 puntos de ventaja—, la conversación digital se movía por carriles completamente distintos, y fue ahí donde se gestó el verdadero pulso de la elección.
En Córdoba, la estructura mediática jugó sus fichas a favor del oficialismo provincial y sus aliados locales. Desde Perfil Córdoba hasta medios regionales como los de Villa María, la narrativa dominante favoreció a Schiaretti y a la legisladora Verónica Navarro, figuras respaldadas por millonarias partidas en pauta oficial distribuidas por el gobierno provincial y municipal. Sin embargo, esa maquinaria comunicacional no logró moldear el voto.
El resultado fue contundente: los ciudadanos no compraron el relato, y los libertarios, encabezados por Gonzalo Roca y Gabriel Bornoroni, con Luis Juez como principal aliado, capitalizaron el hartazgo a través de una estrategia basada en redes, influencers y comunicación directa. Sin blindajes mediáticos, pero con algoritmos a favor, la libertad encontró su canal más eficaz en Meta, TikTok, X y WhatsApp.
La elección confirmó una tendencia irreversible, la opinión pública ya no se forma frente al televisor o diarios de papel, sino en el feed. Los medios tradicionales, dependientes del financiamiento estatal y desconectados de la realidad, asistieron a su derrota más simbólica. En Córdoba, el domingo ganó un nuevo actor: la sociedad en red.
