El intendente Ignacio Tagni heredó de la gestión de Natalio Graglia, un grupo de empleados que fueron nombrados en planta permanente en el tramo final de su gobierno. Hasta ahí, una maniobra discutible pero legal. El problema es otro: hoy, esos trabajadores cobran el sueldo sin trabajar.
El caso más evidente es el de F.P. (no publicamos su nombre completo porque recibe órdenes directas del intendente y tiene una familia que mantener), quien, según trascendió, habría sido instruido por el propio Tagni para quedarse en su casa y no presentarse a trabajar. Aun así, cada mes cobra su salario con el dinero de los contribuyentes.
La situación es grave: pagar sueldos sin contraprestación laboral no es solo una falta de ética política, sino un delito. Tagni podría estar incurriendo en incumplimiento de los deberes de funcionario público y hasta en administración fraudulenta de fondos municipales, al destinar recursos de todos a sostener a empleados “ñoquis”.
Mientras los vecinos hacen un esfuerzo enorme para pagar impuestos en medio de la crisis, en el municipio se sostiene con dinero público a personal que no cumple funciones. Una verdadera burla para quienes esperan servicios eficientes y transparencia en el manejo de los fondos.
En este contexto, la pregunta es inevitable: ¿qué pensara la presidenta del Concejo Deliberante, Sandra Bailone, sobre esta situación? Una dirigente con una alta vara moral sobre hechos de corrupción en la administración pública.
Los vecinos merecen explicaciones, y sobre todo, justicia.

