Para entender por qué el intendente de Villa Nueva, Ignacio Tagni, eligió a Amael Saúl en lugar de Braulio Zanotti para el cargo que dejó vacante Sergio “Cacho” Aguilar, es necesario analizar los antecedentes políticos que llevaron a esta decisión.
Tagni no llegó solo a la intendencia. Si bien tenía una trayectoria de 12 años en la función pública, su proyección como candidato se potenció gracias a Aguilar, quien lo respaldó en sus inicios. Sin ese apoyo, Tagni no habría superado la interna radical frente a figuras de peso como Sandra Bailone o Germán Bicego. Aguilar no solo fue su principal sostén político, sino una especie de padre dentro de la estructura radical.
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Con el tiempo, Tagni logró consolidar su propio equipo, rodeándose de personas con habilidades específicas. Entre ellas, su pareja Justina Pucci, una funcionaria detallista y meticulosa; su hermano Marcos Tagni, un conocedor de los barrios que le permitió fortalecer su presencia en zonas como Los Olmos, donde antes encontraba resistencia; y dirigentes como Mariano La Furcada, Norberto Martínez Alegria, Marcelo Sparvoli, Julio Chiarini, Sofía Bottaro, y Amael Saul quienes aportaron desde sus respectivos roles. También el apoyo incondicional del Ingeniero Guillermo Elorza, y el Dr. Juan Jose Vagnola.
Sin embargo, la muerte de Aguilar en octubre del año pasado dejó a Tagni sin su principal espada política. Aguilar no solo era un hombre respetado dentro y fuera del radicalismo, sino que, en muchos aspectos, tenía mayor capacidad de liderazgo que el propio intendente.
Con la necesidad de cubrir su vacante, Tagni tenía dos opciones claras: Braulio Zanotti, un ex intendente con experiencia, hijo de un histórico intendente de Villa Nueva, que recientemente venia de hacer un papelón electoral en Villa María, o apostar por un perfil más manejable que no opacara su figura. Finalmente, el elegido fue Amael Saúl, un joven trabajador y leal, pero sin experiencia ni la cintura política necesaria para el cargo de Secretario de Gobierno.
A un mes de asumir, Saúl demostró que con la buena voluntad no alcanza cuando se trata de administrar un área clave de la gestión municipal. Sin embargo, el problema no radica en él, sino en la decisión de Tagni, que, según fuentes cercanas al intendente, evitó nombrar a Zanotti por temor a que su figura le hiciera sombra. Con mayor trayectoria y capacidad política, Zanotti no habría sido fácilmente controlable dentro del gabinete, y Tagni prefirió rodearse de funcionarios sin peso propio.
Esta decisión, motivada por cuestiones de ego, hoy se traduce en dificultades para resolver problemas cotidianos simples y una gestión que empieza a mostrar falta de liderazgo en áreas clave.