En una decisión sin precedentes en la historia democrática de Argentina, el gobierno nacional sorprendió al país al cerrar la agencia oficial de noticias Télam. La medida, ejecutada a la medianoche con la presencia de la Policía de la Ciudad custodiando sus instalaciones, fue seguida por la suspensión de su sitio web oficial (www.telam.com.ar), reemplazado por un mensaje con el escudo argentino.
La clausura de facto, a cargo de las fuerzas bajo la supervisión de Jorge Macri, generó desconcierto en la escena mediática nacional. Télam, reconocida como la agencia de noticias más importante del país, cuenta con suscriptores en todos los medios argentinos y numerosos en el ámbito internacional.
La acción se llevó a cabo sin previo aviso, y la incertidumbre aumentó con la recepción de un sombrío correo electrónico enviado a los empleados de Télam, titulado “Dispensa laboral Télam”. En este, se informa que todo el personal de la agencia queda “dispensado” de asistir al trabajo durante una semana. El futuro de la agencia, sin embargo, permanece en el limbo, ya que la medida carece de respaldo legal; ni decreto ni ley del Congreso respaldan el cierre de Télam.
La historia de Télam está marcada por momentos difíciles, como el secuestro y desaparición de tres de sus trabajadores durante la última dictadura militar. Tras la llegada del gobierno de Raúl Alfonsín en 1983, un informe oficial reveló que valioso material periodístico y de archivo de valor histórico había sido sustraído por interventores durante los años del genocidio.
El cierre de Télam no solo representa un cambio abrupto en el panorama mediático, sino que también plantea interrogantes sobre la libertad de prensa y el respeto a la diversidad informativa en el país. La falta de sustento legal para la clausura genera críticas y preocupación entre diversos sectores de la sociedad argentina, alimentando el debate sobre la importancia de preservar la independencia y la pluralidad en el ámbito periodístico.