La comunidad cordobesa se encuentra de luto tras la triste noticia del fallecimiento de Sonia Torres, una figura querida y respetada, conocida por su incansable búsqueda de su nieto, nacido durante el cautiverio de su hija Silvina, quien desapareció durante la última dictadura militar en Argentina.
Sonia Torres, cariñosamente llamada “Choni” por sus seres queridos, llegó a la edad de 94 años el pasado mes de septiembre. Durante casi cinco décadas, mantuvo viva la esperanza de reunirse con su nieto, un objetivo que compartió con las otras 300 abuelas que buscan a sus nietos desaparecidos.
La vida de Sonia comenzó un 2 de septiembre de 1929 en Villa Dolores, un pueblo que hoy es una ciudad. Tuvo una infancia y adolescencia llenas de alegría, estudiando baile y música. Recuerda con cariño a su padre, quien era el odontólogo del pueblo y le daba 5 centavos todas las mañanas para comprar caramelos antes de ir a la escuela.
Después de completar la escuela secundaria, se mudó a Rosario para estudiar Farmacia, donde conoció a Enrique Parodi, el padre de sus tres hijos, Luis, Silvina y Giselle. Sonia completó su carrera en Córdoba y se convirtió en la primera mujer universitaria de su familia.
El 26 de marzo de 1976, su vida dio un giro trágico cuando su hija Silvina Parodi y su yerno, Daniel Orozco, fueron secuestrados en su hogar en el barrio de Alta Córdoba. En ese momento, Silvina estaba embarazada de seis meses, y Sonia anhelaba con todo su corazón el nacimiento de su primer nieto.
La noticia del secuestro de su hija y yerno impulsó a Sonia a emprender una búsqueda incansable, que la llevó a unirse a la lucha de Abuelas de Plaza de Mayo en 1978. Durante décadas, compartió sus días con hombres y mujeres de la misma edad que tendría su nieto, lo que mantuvo su espíritu alegre y su mente abierta. En los últimos años, participó activamente en marchas en defensa de los derechos de las mujeres y la comunidad LGBTQI+.
Día tras día, Sonia se presentaba en la sede de Abuelas de Plaza de Mayo en Córdoba, en la calle Rivadavia 77, continuando la búsqueda de su nieto y los otros 300 desaparecidos. Hasta sus últimos días, trabajó en la digitalización de más de 15 carpetas que recopilaban la historia de su búsqueda y la de la filial cordobesa.
Sonia Torres siempre mantuvo la esperanza de contarle a su nieto la historia de su madre y padre, “teniendo tatuada en el corazón la esperanza”, como solía decir. Con su partida, deja un inmenso vacío y un profundo dolor en la comunidad.
El velatorio en su honor se llevará a cabo este sábado a partir de las 10 de la mañana en la casa de Sonia Torres, ubicada en Manuel de Falla 7.384.